La radioterapia utiliza rayos de alta energía (como rayos gamma o rayos X) y partículas (como electrones, protones, o neutrones) para eliminar las células cancerosas. En el tratamiento del cáncer de vagina, la radiación se emite desde afuera del cuerpo en un procedimiento que es muy parecido al de una radiografía de diagnóstico. A esto se le conoce como radioterapia de haz externo. En ocasiones, se usa conjuntamente con la quimioterapia para tratar casos de cáncer más avanzados con el fin de reducirlos y que se puedan extirpar con cirugía. Se puede usar radiación solamente para tratar los ganglios linfáticos en la ingle y la pelvis.
Otra forma de emitir radiación es colocar material radioactivo dentro de la vagina. A este procedimiento se le conoce como braquiterapia intracavitaria o radioterapia interna. Los dos tipos principales de braquiterapia intracavitaria son de tasa de dosis baja y de tasa de dosis alta. Para el tratamiento de tasa de dosis baja, el material radioactivo se encuentra dentro de un recipiente cilíndrico que se colocado en la vagina y permanece en el sitio durante un día o dos. Aunque los vendajes con gasa ayudan a mantener el cilindro en el sitio, usted debe permanecer en cama (en el hospital) durante el tratamiento. Con la braquiterapia intracavitaria de tasa de dosis alta, la fuente de radiación no tiene que permanecer en el sitio por mucho tiempo. Esto permite que sea administrada en un entorno ambulatorio. Se administran tres o cuatro tratamientos con 1 o 2 semanas de diferencia. Con estos métodos intracavitarios, la radiación afecta principalmente el tejido en contacto con el cilindro. Esto disminuye la posibilidad de efectos secundarios en la vejiga y el intestino.
Otro tipo de braquiterapia, llamada radiación intersticial, usa material radioactivo dentro de agujas que son colocadas directamente en el tumor canceroso y los tejidos circundantes.
El cáncer de vagina se trata muy a menudo con una combinación de radiación externa e interna con o sin dosis bajas de quimioterapia.
Efectos secundarios de la radioterapia
La radiación puede destruir los tejidos sanos adyacentes junto con las células cancerosas. Los efectos secundarios dependen del área que está siendo tratada, de la cantidad de radiación y del modo en que la radiación es suministrada. Los efectos secundarios tienden a ser más fuertes para la radiación de haz externo que para la braquiterapia.
Los efectos secundarios comunes de la radioterapia incluyen cansancio, malestar estomacal o incontinencia intestinal. La fatiga aguda, la cual es probable que no ocurra sino hasta alrededor de 2 semanas después del inicio del tratamiento, también puede presentarse. Cuando se suministra radiación a la pelvis, es normal que haya diarrea, pero esta puede ser controlada en general con medicamentos de venta libre. Es posible que también se presenten náuseas y vómitos, pero estos pueden ser tratados con medicamentos. Estos efectos secundarios tienden a empeorar cuando la quimioterapia se combina con radiación. La radiación pélvica también puede ocasionar una menopausia prematura. La radiación a la pelvis puede asimismo debilitar los huesos, con lo que aumenta la propensión a fracturas a causa de caídas u otros traumas.
Los cambios en la piel también pueden ser un efecto secundario de la radiación. Estos pueden ir desde un leve enrojecimiento temporal a una decoloración permanente. La piel puede volverse áspera y sensible. También puede liberar fluidos, con lo que aumenta la propensión a las infecciones, de modo que se debe limpiar y proteger cuidadosamente el área expuesta a radiación.
La radiación a la pelvis también puede causar irritación grave de los intestinos y el recto (llamada colitis por radiación), la cual ocasiona diarrea y sangre en heces. En casos graves, la colitis por radiación puede causar la formación de agujeros o fisuras en los intestinos (llamadas perforaciones).
La radiación pélvica también puede causar problemas con la vejiga (cistitis por radiación), produciendo molestias y ganas frecuentes de orinar. En casos poco comunes, la radiación puede hacer que se formen conexiones anormales entre la vagina y la vejiga, el recto, o el útero (estas se llaman fístulas).
La radiación puede hacer que los tejidos normales de la vagina se irriten y estén doloridos. También puede hacer que se forme tejido cicatrizal en la vagina. El tejido cicatrizal puede hacer que la vagina se acorte o estreche (esto se conoce como estenosis). Cuando esto sucede, las relaciones sexuales vaginales pueden volverse dolorosas. El estiramiento de las paredes de la vagina algunas veces a la semana puede ayudar a prevenir este problema.
Una forma de hacerlo es tener relaciones sexuales vaginales al menos de 3 a 4 veces por semana. Dado que puede ser difícil hacer esto mientras está recibiendo el tratamiento contra el cáncer, otra opción es usar un dilatador vaginal. Un dilatador es un tubo de plástico o goma que se usa para estirar la vagina y que produce una sensación muy parecida a colocarse un tampón grande durante unos minutos. Aun si una mujer no está interesada en mantenerse sexualmente activa, mantener el tamaño normal de la vagina permite que los exámenes ginecológicos se hagan con comodidad. Esta es una parte importante del cuidado de seguimiento después del tratamiento. También se pueden usar estrógenos vaginales para aliviar la sequedad, las relaciones sexuales dolorosas y ayudar a mantener el tamaño de la vagina. No obstante, la sequedad vaginal y el dolor durante las relaciones sexuales pueden ser efectos secundarios a largo plazo de la radiación.